Las actrices Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman nos cuentan los detalles de Las que Limpian, una obra que denuncia la precariedad laboral y la invisibilidad de las camareras de piso, un colectivo al que se le dedica una crítica social y un humor ácido. Tras su éxito en distintos escenarios, el espectáculo llega al Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife este 21 de marzo, con la intención de generar reflexión y empatía entre el público. Las creadoras nos revelan cómo este trabajo busca transformar la visión de quienes lo disfrutan y dar voz a las mujeres que sostienen el turismo, un sector con profundas desigualdades.

 

  1. La obra pone en el centro a un colectivo habitualmente invisible, las camareras de piso. ¿Qué motivó a contar esta historia y qué impacto esperan generar en el público?

Areta Bolado: Para nosotras es importante aprovechar la visibilidad de nuestro oficio para colocar sobre las tablas historias invisibilizadas. Durante la pandemia, los aplausos puntuales de las ocho de la tarde nos recordaban la labor encomiable del personal sanitario mientras olvidaban la del personal de limpieza, que tanto hizo también por nuestra supervivencia. Ahí, durante el confinamiento, decidimos hablar de la relación de las mujeres y la limpieza y, finalmente, pusimos la lupa en la lucha creativa de las camareras de piso.

Noelia Castro: Fué una idea de Areta Bolado inicialmente, hablar de la relación que tenemos las mujeres con los trabajos de limpieza y cuidados en los que la brecha de género a día de hoy sigue siendo enorme. Luego decidimos centrarlo en las camareras de piso porque la lucha de asociaciones como por ejemplo Las kellys nos resultaba inspiradora por sus fórmulas creativas y nos permitía hablar también del turismo y su impacto en las personas y el territorio.

Ailén Kendelman: La idea de este proyecto nació justo en el momento en el que nos encontrábamos confinadas. Cada día veíamos cómo se le aplaudía al personal sanitario (es indudable la labor tan necesaria que realizaron) y cómo nadie aplaudía a las mujeres que, poniéndose en riesgo, entraban en las habitaciones para limpiarlas y desinfectarlas. Esta falta de reconocimiento a un trabajo tan necesario y esencial nos pareció un punto de partida sobre el que investigar y analizando la brecha de género que existe en los trabajos de cuidado y de limpieza llegamos a las reivindicaciones de Las Kellys, cuyas acciones nos resultaron inspiradoras para crear Las que limpian.

Por un lado, esperamos que la gente que desconozca las condiciones en las que trabajan las camareras de piso de los hoteles salga del espectáculo empatizando con ellas, y reflexionando sobre qué podemos hacer como turistas para tratar con respeto a estas trabajadoras. Por otro lado también esperamos que todas las mujeres que son o fueron limpiadoras (todas los somos de una manera o de otra) se puedan sentir identificadas con lo que contamos.

  1. El espectáculo ha sido reconocido con múltiples premios y el aplauso del público en diferentes lugares. ¿Qué creen que ha hecho que Las que limpian conecte tan bien con el público?

Areta Bolado: Para mí, desde el lugar de cocreadora y actriz, es dificilísimo de saber. Quizá la combinación de un proceso de documentación riguroso, un lenguaje teatral popular y un humor crítico ha interpelado a muchas de las personas que nos han visto. Tampoco hay que olvidar que las que más asisten al teatro, según las estadísticas, son mujeres y este espectáculo las interpela.

Noelia Castro: Es un espectáculo en el que se invita al público varias veces a participar, a corear o a gritarle al hotelero “explotador!”, se da una especie de catarsis colectiva porque de algún u otro modo todas las personas empatizamos de una forma directa o indirecta con una situación de explotación.

Ailén Kendelman: Creo que por un lado la temática apela a un porcentaje altísimo de la sociedad. Porque yo no soy limpiadora pero mi abuela y mis tías lo son, y puedo visualizarlas a ellas en cualquiera de las escenas. También por el lenguaje, popular y cercano, que hace que la gente se sienta parte de la obra. Y por supuesto por utilizar el humor, la comedia y la música.

  1. La obra tiene un fuerte componente de sátira y denuncia social. ¿Cómo han trabajado el equilibrio entre el humor y la crítica para transmitir el mensaje de manera efectiva?

Areta Bolado: No queríamos caer en que el público se identificase con los personajes como individuos porque eso podría dar la sensación de que son historia singulares, aislándolas de la violencia estructural que rodea a todos los trabajos de limpieza y cuidados. Para eso, probamos a jugar al intercambio de personajes y las rupturas de códigos para así llamar la atención sobre lo político y no tanto sobre lo personal y, además, aportar comicidad. El humor puede ser subversivo y ácido pero implica todo un proceso de estilización que nos trajo de cabeza durante la primera parte del proceso hasta que, con la ayuda de algunas kellys, encontramos la forma adecuada desde la que crear comicidad sin banalizar ni victimizar.

Noelia Castro: Nosotras pensamos que el humor es una gran herramienta para hacer crítica, provoca un distanciamiento que te hace tener perspectiva sobre una situación. La exageración y la sátira nos ayudan a ponerle lupa a determinadas situaciones y reflexionar sobre ellas. Es cierto que durante el proceso de creación nos preguntamos como hacer humor sobre una situación tan dura, pero ahí nos ayudó mucho entrevistar a camareras de piso, porque ellas mismas hacían humor con su situación, algunas veces el humor nos ayuda a quitarle tensión a situaciones durísimas.

Ailén Kendelman:  Este fue un gran reto para nosotras. En A Panadaría siempre reivindicamos el humor como un vehículo para tratar temas muy serios, pero esta vez sentíamos mucho respeto por las camareras de piso, no queríamos ni victimizarlas ni mofarnos de ellas. Y la verdad es que las propias camareras de piso a las que entrevistamos nos ayudaron muchísimo a encontrar de qué manera hacer humor sin dejar a un lado la crítica y las reivindicaciones.

Siempre intentamos aplicar la máxima de Brigitte Vasallo: el humor siempre hacia arriba (el hotelero, el presidente) y hacia adentro (nosotras mismas), porque lo demás es opresión.

  1. Dado que la precariedad laboral es un problema global, ¿han recibido testimonios o reacciones de trabajadoras de la limpieza que se han sentido reflejadas en la obra?

Areta Bolado: Durante el proceso de documentación hablamos con camareras de piso y otras trabajadoras de la limpieza de distintos lugares del estado y ellas nos ayudaron muchísimo a encontrar el tono del espectáculo. Las hemos escuchado hacer chistes de experiencias terribles y es que el humor es eso también, una herramienta de cura y supervivencia. Recibir sus mensajes de orgullo (además de los de otras mujeres dedicadas a la limpieza) después de ver la función nos dio la paz de pensar “lo hemos hecho bien”.

Noelia Castro: Si que se han acercado muchas camareras de piso que se han visto reflejadas y que nos dicen que están viviendo exactamente lo que hacemos en escena. Es cierto que para crear este espectáculo tuvimos numerosas entrevistas con camareras de piso y muchas de las situaciones que recreamos, que pueden parecer exageradas, son recogidas de la realidad. Para nosotras es muy importante que las camareras se vean representadas y es muy emocionante que luego se acerquen y compartan sus experiencias.

Ailén Kendelman: Sí, han venido muchas camareras de piso a ver la obra y resulta muy emocionante sentir durante la función las reacciones de personas que saben de lo que estamos hablando. También hemos tenido la oportunidad de hacer coloquios con camareras de piso después de la función y siempre nos comentan que lo que contamos es tal cuál como les pasa a ellas, por lo tanto estamos muy contentas de que sientan que sus reivindicaciones están plasmadas en la obra.

  1. El teatro es una herramienta poderosa para generar debate. ¿Han encontrado espectadores que les hayan contado cómo la obra ha cambiado su perspectiva sobre este tema?

Areta Bolado: Ha sucedido, sí, personas que nos han escrito o se han acercado a hablarnos al final de una función pero, lo que quizá me ha emocionado más, es ver en el patio de butacas a mujeres emocionándose por el reconocimiento que hacemos a todas ellas en la canción que cierra el espectáculo. Si os animáis a verla lo entenderéis (hehe).

Noelia Castro: Si, muchas personas nos han dicho que ahora son más conscientes de que cuando dejan la habitación de un hotel va a entrar una persona a recogerla y nos preguntan como pueden hacerlo mejor.

Ailén Kendelman: Nos ha pasado con algún espectador que nos ha escrito por redes sociales después de ver la obra haciendo alusión a que ya no va a dejar las toallas usadas en el suelo (que muchas veces lo indican unos cartelitos en el baño pero que a las camareras de piso las obliga a agacharse y la repetición de movimientos les provoca muchas lesiones).

Y no sé a nivel general hay un cambio de perspectiva después de ver la obra, pero yo quiero pensar que sí, quiero pensar que el teatro nos conmueve y nos emociona y después de eso nos vamos a casa y reflexionamos. Y pensamos: Ah, cuando voy a un hotel las camareras de piso van con mucha prisa, voy a intentar dejar la habitación lo más recogida posible para que puedan limpiarla más fácilmente.

  1. El 21 de marzo estaréis en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. ¿Qué significa para ustedes llevar Las que limpian a Canarias y qué esperan de la recepción del público en el archipiélago?

Areta Bolado: Aunque no es nuestra primera vez en Canarias, sí lo es en Tenerife y eso ya es, en sí, emocionante. Es una isla que conoce muy bien el afán vampirizador de nuestro modelo turístico así que desearía que el público se divierta y participe pero que también empatice con las camareras de piso y con la revolución que supuso su lucha.

Noelia Castro: Para nosotras es muy importante estar en un lugar tan turístico como es Canarias, donde las consecuencias de la turistificación en el territorio y las personas es muy bestia. De Canarias también surgen muchas de las luchas de las camareras de piso que nos inspiraron para hacer este espectáculo, así que teníamos muchas ganas de estar aquí.

Ailén Kendelman: El archipiélago canario sabe muy bien lo que es el turismo y las consecuencias positivas y negativas que el mismo tiene. Para nosotras es muy importante hacer esta obra en lugares turísticos porque es necesario hacer una reflexión (si nos queda tiempo después de pasarnos todo el día trabajando) sobre quién se beneficia del turismo, sobre cómo podemos cuidar a las personas que viven en los sitios turísticos para que no se tengan que ir a vivir a las afueras. Y creo que el público de Tenerife va a conectar con lo que estamos contando. Espero que el público se ría, llore, grite y cante con nosotras.

  1. ¿Qué papel creen que tiene el teatro en la sociedad actual y cómo puede contribuir a visibilizar realidades como la que cuentan en Las que limpian?

Areta Bolado: Supongo que el teatro continúa teniendo el papel que ya tenía en sus inicios pues siempre ha funcionado de espejo en el que vernos como sociedad y de foro de encuentro e intercambio. En la sociedad actual, en la que el auge de la inteligencia artificial parece amenazar tantos ámbitos del pensamiento y el espíritu crítico y en la que la redes sociales son vía para proyectar imágenes de éxito, diría que el teatro es y va a ser un oasis al que vamos a recurrir cada vez más pues en él se abre el bello riesgo de lo imperfecto y un espacio de humanidad en el que conmovernos y pensar en colectivo.

Noelia Castro: Para nosotras el componente social que puede tener el teatro es muy importante y nos sirve para mostrar situaciones que nos preocupan y en las que queremos reflexionar, de forma individual y colectiva.

Ailén Kendelman: Creo que el teatro posee un abanico inmenso de funciones en la sociedad actual. En A Panadaría nos gusta crear/contar historias de personas invisibilizadas, o de las que normalmente no se ha hablado en las grandes obras de teatro. En las tragedias clásicas nadie pondría como protagonistas a unas limpiadoras o la historia de Elisa y Marcela, el primer matrimonio entre dos mujeres en A Coruña y por la Iglesia en el 1901. Nos gusta aprovechar el altavoz que nos da el teatro para poner el foco en situaciones que nos parecen injustas y sobre las que nosotras, como creadoras, queremos investigar y mostrarle al público para pensar de forma colectiva en posibles soluciones, o por lo menos, para conocer y empatizar con otras historias de vida.