Mabel Quintero, directora y actriz comprometida con el arte como herramienta de inclusión, lideró el pasado 6 de octubre la presentación de una obra protagonizada por jóvenes migrantes en el marco del encuentro benéfico de Humor Solidario en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife. En esta entrevista, Quintero comparte cómo el teatro se ha convertido en un espacio seguro para que los jóvenes expresen sus historias, rompan barreras culturales y desafíen estereotipos con humor y creatividad.

 

 

1. ¿Cómo surgió la idea de llevar a los jóvenes migrantes a participar en un taller de teatro en la Fundación «El Buen Samaritano»? ¿Qué impacto has visto en ellos a través de esta actividad?

La idea surgió hace tres años, como una iniciativa de la fundación con el objetivo de complementar, ampliar y enriquecer la formación de los jóvenes migrantes que acogían. Además de las clases de español, jardinería, cocina, entre otras, se hacía necesaria otra vía de aprendizaje y expresión: una vía artística. Así, el teatro se convirtió en la herramienta perfecta para que se expresaran, crearan comunidad y practicaran el idioma de una forma más lúdica. El actor Carlos Pedrós ha sido el facilitador de este taller durante todo este tiempo, y me ha contado que ni el idioma ni las diferencias culturales fueron una barrera para realizar ejercicios de juego teatral, practicar situaciones cotidianas de su nueva realidad y trabajar valores como el compromiso y la escucha. Su objetivo principal era ocupar el tiempo de este grupo de manera útil y positiva, con actividades que les ayudaran a evolucionar como personas.
Ahora que Carlos me ha pasado el testigo de este taller, mi meta es la misma que la suya. Comencé en septiembre a compartir tiempo con ellos, por lo que aún es demasiado pronto para afirmar que esta actividad tiene un gran impacto en sus vidas, especialmente para aquellos que también empezaron este curso. Sin embargo, a pesar de que aún nos estamos conociendo, siento que se ha generado un espacio seguro en el que pueden expresarse, exponerse, jugar y derribar, poco a poco, sus miedos y limitaciones. También me gusta pensar que, en medio del estrés de salir de su país, tener a sus familias lejos, desempeñar trabajos bastante duros e insertarse en una sociedad con una cultura totalmente diferente, venir al teatro representa un momento en el que simplemente pueden pasarlo bien. Por lo tanto, el teatro es una excusa o una vía para compartir, no un fin en sí mismo.

2. La obra cómica que presentaron el pasado 6 de octubre en el Teatro Guimerá abordó temas complejos como los prejuicios hacia los migrantes. ¿Cómo trabajaron con los participantes para que pudieran expresar esos temas con humor?

A pesar de abordar temas complejos, el sketch cómico que creamos para el Teatro Guimerá fue muy fácil de montar. En general, son chicos jóvenes con una alegría vital y un sentido del humor increíble, del que aprendo muchísimo cada vez que nos vemos. Creo que es una forma de afrontar la realidad, que ya de por sí es tan absurda que solo deja espacio para la risa. Por este motivo, sacar material para escribir el sketch fue muy sencillo; solo tuve que extraer situaciones que ellos mismos han experimentado en España, sin necesidad de deformarlas de ninguna manera, y trasladarlas directamente al escenario. Pensamos que a veces es mejor reírse para no llorar.

3. ¿Qué significó para ti y para el grupo de teatro compartir escenario con artistas reconocidos como Abubukaka, Delia Santana, Abian Díaz, Salomé Moreno y Darío López?

Sentí un orgullo tremendo, porque lo hicieron muy bien y estuvieron a la altura de estos grandes artistas. Es la primera vez que dirijo a un grupo tan numeroso, y ha sido un reto muy gratificante y enriquecedor. Ellos también se sintieron muy orgullosos de sí mismos y de sus compañeros. Además de actuar, otra parte del grupo se encargó de presentar a estos grandes artistas canarios, y el hecho de tener la oportunidad de conocerlos, de interactuar con ellos y de verlos en acción entre bambalinas les gustó mucho. Sin duda, fue un aprendizaje para todas las personas que participamos de una manera u otra ese día.

4. ¿Qué ha supuesto para los integrantes de la agrupación actuar en el Teatro Guimerá?

Fue una gran oportunidad el hecho de que pudieran experimentar lo que es actuar para un teatro lleno a rebosar, especialmente porque hoy en día es un privilegio y un lujo para cualquier artista. Ellos lo valoraron muchísimo y están muy contentos de haber conocido el teatro desde dentro, tanto desde un punto de vista arquitectónico como desde la vivencia misma del hecho teatral. Esto conlleva aprender ciertos códigos: prepararse en los camerinos (cosa que les encantó porque son muy presumidos), hacer un pase a la italiana, guardar silencio cuando entra el público, calentar, ensayar, atender a las entradas y salidas, improvisar, contener los nervios, etc.

5. Durante la presentación del sketch y los monólogos de los jóvenes, ¿cómo fue la reacción del público ante los mensajes de crítica social que incluyeron? ¿Qué les sorprendió más de esa interacción?

Lo que más nos impresionó fue la gran cantidad de risas y aplausos que recibieron durante la pieza y al finalizarla. Me habría encantado estar entre el público para poder responder fielmente a esta pregunta, pero estaba entre bambalinas acompañándolos y con los nervios a flor de piel. Íbamos un poco a ciegas respecto a cómo podría reaccionar el público, ya que la intención era retratar ciertos bulos que circulan por la sociedad sobre los migrantes y, al mismo tiempo, hacer reír. Por lo que nos ha comentado la gente que asistió, ese objetivo se cumplió, así que estamos muy contentos.

6. En la obra mencionaron algunas expresiones satíricas como «nos están invadiendo» y desmintieron estereotipos sobre África. ¿Qué importancia tiene para ti utilizar el teatro como herramienta para combatir estos prejuicios?

Para responder a esta pregunta, me viene perfecta una frase que repite mucho Pepe, el responsable de la Fundación: «Es una forma de cambiar la mente de la gente». En una sociedad donde el odio y la desinformación imperan de forma muy preocupante, el teatro es una excelente plataforma para mostrar una realidad que muchos no conocen, ya sea porque no han tenido la oportunidad o porque deciden mirar hacia otro lado. Yo creo que si el mensaje llega aunque sea a una sola persona, ya se ha logrado un gran avance.

7. Como facilitadora del taller, ¿cómo adaptas tus enseñanzas y técnicas para un grupo tan diverso y con experiencias de vida tan complejas como las de los jóvenes migrantes?

Simplemente, preguntando y escuchando. Es cierto que todos han pasado por un viaje muy duro para llegar hasta aquí, y que cada uno tiene una historia y una vivencia diferente. Sin embargo, no dejan de ser jóvenes con las inquietudes de cualquier persona de su edad. Así que les pregunto qué les gusta y qué les gustaría aprender. Soy muy flexible porque considero que hay que estar al servicio de la dinámica y de los intereses del grupo. A veces llevo unos ejercicios preparados, pero surge un tema de conversación interesante en el que todos participan, así que dejo a un lado lo que había planeado para dar paso a un círculo de conversación y debate. Otras veces, una dinámica que pensaba que sería breve se extiende más de lo planeado porque les gusta mucho. Para mí, el verdadero objetivo es que se expresen libremente, se diviertan y que podamos aprender los unos de los otros, usando el teatro como excusa para lograrlo.

8. Después del éxito de este evento, ¿cuáles son los próximos pasos para el grupo de teatro de la Fundación? ¿Tienen algún proyecto en mente que te entusiasme especialmente?

Estamos preparando una obra que nos gustaría representar a final de año. Quiero que en esta obra ellos sean los protagonistas y que sus historias individuales cobren un valor esencial en el escenario. Lo que más me entusiasma es que vivan el proceso completo de montaje de una pieza teatral, ya que trae mucho aprendizaje: desde experimentar y abrirse al proceso creativo, hasta ser responsables con ellos mismos y con el grupo, aprendiendo los textos y acudiendo a los ensayos, para finalmente mostrar el resultado de su trabajo ante un público. Cuando llegue ese momento, espero que el público reciba la obra con el mismo cariño y dedicación con el que ha sido creada, pero, para mí, lo más importante es que ellos tengan la oportunidad de contar sus historias, que tantas veces han sido deformadas, tergiversadas o silenciadas. También espero que esta obra se pueda representar en muchos espacios escénicos de Canarias, para acercar a los espectadores una realidad tan cercana y de la que conocemos menos de lo que imaginamos.